ecosistema emprendedor

No seas un #emprendedor de pijama

Artículo publicado el 16 de septiembre en el blog de Cink Emprende. 

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Amigo Jorge,

En los casi 10 años que llevo asesorando, tutelando o mentorizando emprendedores hay un perfil que se repite con frecuencia, fácil de identificar y que lamentablemente (con algunas excepciones, claro está) no suele acabar llevando a buen puerto su proyecto empresarial: “el emprendedor de pijama”.

Y ¿cuál es el emprendedor de pijama? Con la cautela habitual con la que siempre hay que contar cuando intentamos definir a un colectivo, el emprendedor de pijama es aquella persona con una idea de negocio más o menos clara, con una dedicación al proyecto compartida o cuanto menos difusa, que pretende ir desarrollándola en sus ratos libres, siempre desde casa, y que suele salir de su cueva solo cuando se le presenta algún problema concreto (normalmente menor, aunque a él le suele suponer un mundo) o cuando recibe invitación a alguna formación o evento que ha entendido que podría ser de su interés. Con todo el cariño a los “emprendedores de pijama”, emprender es muy difícil, y cuando fallan las bases es complicado construir un proyecto robusto desde la “soledad” del hogar, dulce hogar.

 

Además de alertar de los riesgos que presenta un proyecto cuyo emprendedor no está dedicado al 100% a su proyecto (cuando su competencia sí lo está, que nadie se equivoque) en este post, busco poner en valor la importancia, casi crítica me atrevería a decir, de emprender acompañado. Y cuando hablo de emprender “en compañía” no me refiero literalmente a hacerlo junto a un socio o cofundador, lo hago especialmente para resaltar las ventajas de lanzar un proyecto empresarial rodeado de otros emprendedores, ya sea en algún espacio público o privado, pero nunca desde el domicilio, hábitat natural del “emprendedor de pijama”.

La oferta de espacios para emprendedores es enorme y tanto el sector público (a través de sus viveros de empresas, pre incubadoras o aceleradoras) como el privado con sus coworking o centros de empresas, ofrecen una amplia gama de posibilidades para acompañar al emprendedor durante sus primeros pasos.

Muchos estudiosos, tanto del fenómeno emprendedor como de distintas personalidades exitosas en distintas áreas (Napoleon Hill, Francisco Alcaide, etc), confirmado por mi experiencia personal trabajando “codo con codo” con miles de emprendedores, coincidimos en varias características (entre otras) que se podrían considerar propias del “emprendedor de éxito”: disciplina, método y foco.

Disciplina: emprender es muy duro y le exige al emprendedor el ser capaz de equilibrar eficazmente multitud de factores (conciliación de la vida personal, liderazgo, gestión de equipos, ventas, análisis de la competencia, relación con inversores, etc); solo las personas disciplinadas son capaces de gestionar infinidad de responsabilidades sin ser arrollados por las mismas.

Foco: en el magnífico libro “Aprendiendo de los mejores” uno de sus autores dice: “Si quieres ser un emprendedor exitoso, tienes que aprender a enfocarte. Esto simplemente significa seguir un curso de acción hasta tener éxito (FOCUS= Following One Course of action Until Successful). Esto lleva tiempo y esfuerzo, y fuerza de carácter.(…) Al final del día, la diferencia entre un emprendedor exitoso y aspirante a emprendedor es el Enfoque.” No puedo estar más de acuerdo, los emprendedores de éxito deciden a qué quieren dedicarse, cuál es su misión, y a ello dedican todo su esfuerzo y energía, y además, les facilita la toma de decisiones ya que solo tienen que responder a una pregunta: “¿esto me ayuda a acercarme a mi objetivo?”.

Método: Se suele decir “una meta sin un plan es solo un deseo” y que “los sueños no se hacen realidad, sino que los planes se hacen realidad”.  Para lograr las metas (FOCO) hay que hacer un planning para conseguirlas, tener DISCIPLINA para llevarlo a cabo y también demasiadas veces olvidado, tener un MÉTODO que te ayude a realizar y ejecutar exitosamente los planes. Los grandes emprendedores suelen ser personas muy curiosas, siempre ávidas de aprender y sobre todo de idear nuevos productos o servicios que satisfagan mejor a sus clientes, y todos siguen un MÉTODO efectivo para ello. Sin un MÉTODO, estamos abocados a ser ineficientes y poco competitivos.

 

Volviendo al “emprendedor de pijama”, ¿pensáis que el hogar dulce hogar es el lugar más adecuado para ser disciplinado, tener un método de trabajo y realizar las acciones con foco? Además de las innumerables tareas que una casa siempre exige y de las posibles interrupciones que en esta se producen (familia, peques, servicio del hogar, etc) explicarle a tu cerebro que el mismo espacio donde descansas, duermes, ves la TV, juegas con tus hijos, etc es el lugar donde tienes que sacar tu proyecto adelante, no es tan fácil. La DISCIPLINA, el FOCO y el MÉTODO requieren hábitos y el domicilio habitual, el cerebro lo identifica con familia y descanso, y requiere unas especiales condiciones (independencia, espacio, despacho, etc) para que también lo haga con trabajo.

Además de estas razones “cerebrales” y de “concentración”. El lanzar tu proyecto empresarial desde algún espacio compartido tiene innumerables ventajas:

  • Tener a mano a asesores o mentores que te podrían guíar o ayudar con tu proyecto.
  • Estar al día de los premios, ayudas o subvenciones
  • Acceso a distintas actividades formativas o de networking.
  • Conocer la experiencia en primera persona de emprendedores de éxito.
  • Contacto directo con personas de otros sectores y especialidades que te pueden echar una mano para cualquier duda concreta.
  • Compartir suministros (luz, agua, limpieza, etc) y servicios comunes (fotocopia, salas de reuniones, etc).
  • Y lo más importante, NO ESTARÁS SOLO. Tendrás gente al lado que te podrá animar o contar sus miserias, compartir un éxito o llorarte un fracaso; en resumen, saber que en la batalla de emprender, no estás solo, y que hay muchos más “locos” como tú, con sus penas y logros dispuestos a nadar contra corriente para hacer realidad su realidad empresarial. Nos guste o no, vivimos en una sociedad donde el emprendedor es la excepción, el “bicho raro” y el trabajar rodeado de “bichos raros” como tú, a todos nos gusta.

Expertos de RRHHs han demostrado que para determinados puestos y perfiles, el teletrabajo no solo merma la productividad, sino que puede llegar a aumentarla por la mayor satisfacción del trabajador que no debe desplazarse a la oficina, el ahorro de tiempo de transporte y por la no exigencia de tener contacto “físico” con el resto del equipo. Esto es así, siempre y cuando el trabajador realice unas funciones concretas y específicas, fácilmente medibles en remoto, y unas condiciones adecuadas en su domicilio para desempeñar el trabajo con la tranquilidad adecuada.

Sin embargo esto no sucede en el caso del emprendedor, quien tiene unas funciones, de todo tipo, menos concretas o específicas. El emprendedor debe negociar con un inversor, hablar con un abogado, venderle a un cliente, tramitar impuestos con el gestor, hablar de financiación con un banco, seguir el dashboard de métricas… amén de digerir el mal trago de ese cliente que te cierra un contrato cuando ya pensabas que estaba hecho, un proveedor que te dice que se va a retrasar en la entrega o esa transferencia que no te llega y tienes que pagar el recibo de la hipoteca. Para manejar y superar todas estas situaciones, nada mejor que estar acompañado, tener alguien a quien consultarle o simplemente en quien apoyarse o “contarle” sus penas para desahogarse. No hay nada que mate más el espíritu emprendedor que la sensación de soledad.

Para aquellos emprendedores a los que les encantaría lanzar su proyecto “acompañados” pero consideran que no se pueden permitir el coste de una mesa en un coworking, el sector público (e incluso el académico ) ofrece diversas iniciativas completamente gratuitas como las preincubadoras, aceleradoras, coworkings, city labs, etc donde durante un período de tiempo (entre 3-12 meses habitualmente) además de asesoramiento, tutelaje y formación, se ofrece un espacio de trabajo para que el emprendedor pueda lanzar su proyecto, e incluso crear allí mismo su empresa o darse de alta como autónomo. Dicho esto la oferta privada de espacios de coworking es amplísima y por cantidades muy razonables entre 50-150€/mes un emprendedor puede disponer de un espacio entre otros emprendedores.

Por tanto, si vas a emprender  y quieres tener éxito por favor “no seas emprendedor de pijama” y no lo dudes, acompañado seguro que llegarás más lejos.

Un abrazo

Emilio

PD. Si tienes una idea empresarial, no quieres ser un “emprendedor de pijama” y no sabes a dónde acudir, en Cink Emprende podemos ayudarte, tanto desde nuestro centro para emprendedores en el centro de Madrid, como informándote de las distintas iniciativas públicas que gestionamos (Viveros de Empresas, City Labs, Aceleradoras, Pre incubadoras, etc) y que podrían ser de tu interés.

PD.2 Fotografía cortesía de Alexandre Normand

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El caso de éxito como germen de un «ecosistema» emprendedor

Amigo Jorge,

Al multiemprendedor Iñaki Arrola le he escuchado en varias  de sus charlas mencionar la frase, atribuida a Marta Esteve: «El emprendedor ni nace ni se hace, sino que se contagia». Independientemente de la titularidad original de la frase, la realidad es que tras haber hablado, entrevistado y escuchado la historia y las motivaciones de cientos de emprendedores, no puedo estar más de acuerdo con Iñaki y con ella. Tiene todo el sentido, si es una obviedad que alguien no puede querer lo que no conoce, para querer ser emprendedor, cuantos más emprendedores te rodeen pues mejor, más conocerás lo que éstos sienten y padecen, más sabrás de las motivaciones que les hace empezar empresas y más posibilidades habrá de que te pique el gusanillo y te animes a vivir sin jefe.

Y algo tan sencillo como esto justifica en infinidad de ocasiones que existan ciudades o regiones con muchos emprendedores, y al contrario, localidades o comarcas con muy pocos.

He asistido a infinidad de eventos en los que, especialmente cuando había algún responsable público o relevante en el mundo del emprendimiento como invitado, siempre surgía la «pregunta del millón» en diversas modalidades y formas, alguna muy literaria (¿cómo se puede crear un genuino ecosistema emprendedor?), ora de forma más llana (¿cómo hacer que haya más emprendedores?) o la más de moda actualmente en España (¿cómo se puede replicar a Silicon Valley aquí?).

He escuchado respuestas de todo tipo, todas igual de acertadas y erróneas ya que no hay una receta mágica para convertir a una ciudad cualquiera de España en la San Francisco de Europa y, confieso que de todas, mi favorita es la que siempre daba el anterior Director Adjunto de Madrid Emprende y que intentaré reproducir.

Como toda buena respuesta,  más que ser una explicación científica o una enumeración de interminables de razones más o menos certeras, es una historia real, contada a modo de fábula, en la que Pachi (así se llama) recordaba al pueblo de su madre durante su juventud. Éste, un pequeño pueblo de interior de Navarra, tenía censados unos 2500 habitantes entonces, cantidad que se duplicaba cada día, ya que a él venían gentes de todos los pueblos de alrededor a trabajar en las empresas de este pequeño pueblo.

Este hecho le llamó la atención, y le hizo investigar el motivo de esta llegada masiva de trabajadores día tras día de la comarca a este pueblo, de interior, pequeño y alejado de cualquier gran urbe. ¿qué ha pasado aquí para que vengan tantos trabajadores? o formulado de otra forma, ¿por qué hay aquí tantas empresas?

Y el origen de la respuesta hay que buscarla en el buen hacer de un emprendedor que en los años 40 tenía un pequeño taller de fabricación de máquinas relacionadas con la agricultura. Este taller fue creciendo década tras década, para convertirse en grupo empresarial primero, en líder nacional después, adelantando a fabricantes ingleses y alemanes, a cotizar en Bolsa y finalmente a ser el líder europeo en un segmento concreto (sistema de pago de vending). Siempre con fábricas y por supuesto sede en este pequeño pueblo navarro, en la actualidad ya de 6.000 habitantes.

Pero lo que más le sorprendía a Pachi, era que esta venida diaria de trabajadores no era producida únicamente por la frenética actividad de esta pequeña empresa convertida en grande, al contrario, era o por el sinfín de comercios y empresas, lanzadas por emprendedores locales que, a la luz del crecimiento de esta gran empresa, fueron surgiendo bien para prestarla servicios, bien para responder a las necesidades de sus trabajadores o simplemente por efecto contagio de este enorme caso de éxito local y del posterior boom emprendedor. Es más, se da la paradoja que también en este pequeño pueblo surge en los 70 el principal competidor de esta gran empresa en su sector, al más puro estilo spin-off universitario ya que fue fundada por un ex-empleado. En la actualidad, los dos campeones nacionales de este sector, el de las máquinas expendedoras, tienen sede y fábrica en este pequeño pueblo de Navarra (¡de solo 6.000 habitantes! increíble, no?).

Lo que más me gusta de la historia, es que desde que la conozco y coincido con algún navarro, saco el tema y pregunto acerca de la veracidad o no de la misma, y de la existencia o no de esta pequeña «aldea de emprendedores» y la respuesta que me dan siempre es la misma: «sí, ese pequeño pueblo es muy conocido por la cantidad de negocios que allí hay». Casualidad o no, en cualquier creo que la historia es bonita, didáctica y muy gráfica a la hora de explicar el porqué un pequeño pueblo de interior se convierte en un relevante semillero de empresas, varias de importancia internacional.

Quizás de una forma más sencilla de ver y llevado al terreno deportivo, si hoy día tenemos grandes tenistas como Rafa Nadal, sin duda es porque hubo un pionero como Santana en los 60,  si hoy existe un Contador es fruto de un Bahamontes en los 50 y si tenemos un Lorenzo o un Pedrosa (además de un sinfín de nombres intermedios en todos los casos) es porque en su día hubo un Ángel Nieto.

En resumen y para no aburrir más, uno no puede querer y ambicionar lo que no conoce, por lo que no hay mejor receta para «impulsar» a nuevos emprendedores que el poder conocer y escuchar a otros emprendedores de éxito. Desnudar de los habituales atributos negativos que llevan aparejados los empresarios (explotador, usurero, ruín, capitalista, estafador, contrabandista, mafioso, etc especialmente a aquellos fundadores de sus empresas) es un ejercicio sano y positivo, ya que pone en valor el mucho esfuerzo que han dedicado para sacar su empresa adelante, el enorme mérito y sufrimiento para lograr el éxito, las gigantescas dificultades siempre existentes en los comienzos y, en último lugar, los efectos positivos en términos de empleo, riqueza, conocimiento y desarrollo económico para la localidad y región en la que han creado y hecho crecer su empresa.

Por si no la conocías y te apetece investigar un poco más acerca de esta historia, el pequeño pueblo navarro es Peralta, el diminuto taller convertido en líder europeo es Azkoyen y su principal competidor creada por un antiguo empleado (eso sí, tras la muerte del fundador de Azkoyen, Luis Troyas Osés) es Jofemar, ambas empresas, por supuesto, siempre dirigidas desde Peralta.

Espero que la historia te haya gustado y enseñado tanto como a mí! 😉

Un abrazo.

Emilio

Pd. Qué mejor imagen para señalar a este «pueblo de los emprendedores» que la legendaria aldea de Astérix, no? Lejos de mí el sugerir que esté rodeada de enemigos, solo reflejar ese carácter «heroico» de un pueblo tan emprendedor.