Cuando nuestros «dioses» no nos dan respuestas

Amigo Jorge,

Sé que soy un poco pesado al incidir tanto en el tema de la crisis, pero la realidad es que me fascina cómo un cambio de coyuntura económica (muy fuerte, eso sí) ha desmontado por completo el modus operandi de una economía más o menos asentada como la española. Desde hace unos meses verdades, casi axiomáticas han quedado en evidencia (los pisos nunca bajan, la banca siempre gana…); compañías líderes renuncian a la estrategia que les hizo grandes (Mercadona…); empresas de low cost en sectores maduros siempre miradas bajo sospecha se convierten en máquinas de ganar dinero (McDonalds…) y cómo no, se agudiza el ingenio, se despierta el espíritu innovador y se cambia la forma de hacer negocios tanto en producto como en mercados (préstamos P2P, se venden pisos por internet como si fueran camisetas, etc…).

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Pero hay una consecuencia «simpática» de la crisis que sí que me ha marcado y veo necesario compartirlo en innover. El otro día hablando con un interesante personaje, a la sazón uno de los editores de Biblias más importantes de España, me comentó que en 2009 se habían disparado sus ventas. El tema me hizo reflexionar ¿Pero qué ha pasado? ¿Será que la actual España, laica e independiente del poder religioso, como muy bien se subraya desde el Gobierno, ha tenido un ataque repentino de FE católica? ¿habrá habido una concatenación de apariciones marianas? ¿es que el Medinaceli ha hecho campaña puerta por puerta? ¿será que la COPE está ablandando el cada vez más ateo corazón religioso de los españoles? ¿estamos ante un nuevo éxito, varios siglos después, de las Misiones aunque esta vez desde dentro de la históricamente católica España? ¿será que España cual Saulo de Tarso ha visto la luz al caerse del caballo?

Creo amigo Jorge que la respuesta es mucho más sencilla e infinitamente menos milagrosa: cuando ni el Presidente del Gobierno, ni el director de la oficina bancaria, ni el CEO de tu empresa, ni tu tío rico de EEUU, ni Rafa Nadal (¡vamos Rafa!), ni nadie, nadie, nadie, es capaz de dar una mínima respuesta de esperanza fiable a la incertidumbre provocada por la crisis; cuando los «seres superiores» (léase con la voz de Emilio Butragueño) terrenales ya no nos sirven, abracemos pues a los «seres superiores» celestiales a ver si nos dan un poco más de fe, «por si las moscas»...  Vamos, la típica y habitual, a la par que lógica y normal, estrategia del clavo ardiendo en tiempos de zozobra. 

En fin, otra consecuencia colateral de la crisis que, sin duda, tiene su respuesta en el ámbito empresarial. ¿o no te has fijado cuántas empresas están asociándose a la imagen de felicidad y optimismo actualmente

Un abrazo.

Emilio

Foto cortesía de ieuz.

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